Café
Café, aroma a querer, como tu piel,
que me llama en cada anochecer.
Suave y oscuro, sabor a café,
te pruebo despacio… y ya no hay un… por qué.
El calor sube, mis manos se deslizan,
tu aliento se agita, tus piernas se alisan.
Café en tu piel, amargo y divino,
te recorro, sin freno, sin destino.
Tus gemidos, susurros que invocan,
y mi lengua, en silencio, te toca, te provoca.
Cada gota es fuego, cada trazo es ley,
me pierdo en tu cuerpo, no quiero volver
Despiertas mi hambre, mi sed, mi pecado,
café en tu piel… y yo, condenado.
No hay más palabras, solo mis ganas a… café.
Lobo








